La señora María, vive en Loncoche, pequeño pueblo al sur de Temuco, que se caracteriza por lo tranquilo de sus calle, las bondades de sus mujeres y la ineficiencia de sus autoridades .Hace diecisiete años sus marido Eduardo, dejo este mundo, pero la señora María, es de costumbre, todas las mañanas se levanta a la seis de mañana y con la misma prolijidad que cuando vivía su amado hace sus deberes domésticos, como buena ama de casa sureña le encanta escuchar la radio del pueblo, sus programas preferidos, la música chilena y el programa de mensajes.
Es viernes acabo de bajar de bus, me apresura llegar a casa la cazuela calientita me esta esperando y mi vieja ésta lista para ponerme al tanto de todas las copuchas de la ciudad. Me sirvo primera cucharada miro a mi amada abuelita y le preguntó por la última novedad, con una mirada nostálgica me dice que la radio del pueblo cerró.
Por la tarde salgo dar una vuelta por la plaza de la ciudad, lugar de encuentro obligatorio para las viejas amistades, por esas cosas de la vida me encuentro con Emilio Aldana, director de la radio Loncoche, cortésmente le preguntó cuál es el motivo del cierre. La respuesta me parece obvia, -no hay plata para mantenerla al aire, más tres cadenas nacionales instalaron repetidoras en los cerros cercanos y pusieron encargados de ventas de publicidad en la ciudad, a precios huevo-.
Por un par de horas nos sentamos a conversar el tema con Emilio, comentamos como lo que le ha ocurrido a su medio, no es novedad, que es una tendencia propia de globalización y que en Chile no existen mecanismos para revertir esto y que la única forma de hacerlo según él es teniendo mucho dinero.
Esta conversación ocurrió hace ya dos años, un cáncer se llevo a la señora María y Don Emilio, trabaja en su Zapatería. Yo por mi parte he vuelto a Loncoche, una y otra vez y es ahí donde a mí me hace sentido la reflexión que hizo en una clase de magíster un señor bastante conocido, con el cual compartimos un desmedido gusto por las mujeres, quien argumenta que “Los territorios son: lugares de memoria y de patrimonio, que conservan los rasgos del pasado; áreas de sociabilidad, más o menos intensa según la proximidad, la vecindad y el parentesco; conjuntos de representaciones cívicas y de legitimidad en donde se ejercita la democracia local y a responsabilidad social; factores de producción, debido a sus recursos y a la dinámica de sus actores” Así recuerdo a mi Loncoche, mi terruño, un lugar en donde conocí a cada unos de mis vecinos, un lugar donde los niños jugaban en las esquinas y el Tue tue volaba por las noches; un lugar donde los domingos se leía el Estafeta, semanario local que tocaba todas las contingencias del pueblo, en la radio estaba el constante debate entre el alcalde y el concejal de oposición y la copucha corría por el pueblo, nadie se salvaba, ni siquiera mi linda vecina del frente. En el club social se construía la historia del pueblo entre trago y trago, y el Pato Pacheco, jugador de Loncoleche, era más conocido que Zamorano.
Lo que otrora fuera el corazón ganadero de Chile, ha cambiado y no creo que haya sido para mejor, aquellos hermosos campos en los cuales caminaban hermosas cabezas de ganado hoy son bosques de fríos pinos y eucaliptos, su población a disminuido en más de cuatro mil habitantes y dos de las empresas más importantes han dejado la comuna.
Me paro en la esquina de plaza, un grupo de jóvenes muchachas hablan de Adrianita y Carol Dance, al Pato pacheco ya nadie lo conoce, pero según el noticiero de la tarde Chile, es un país en Desarrollo, extrañamente Loncoche lentamente se muere. Pienso un poco en eso y concluyo, en mi Loncoche, ya se dejó de hablar loncoches y se comenzó a hablar, santiagotes, Internetes, fanrandulez, entre otros tantos idiomas. Pero ¿qué significa que se cambie la forma de hablar?, qué no se hable de lo propio. ¿Qué generó el cambio?.
La respuesta a lo anterior es compleja, fenómenos como la globalización han invadido nuestro país, pero la pregunta es cuál han sido las políticas publicas para mantener lo local como fuente de desarrollo territorial e identitario. Claramente la concertación se ha llenado la boca hablando de la importancia de lo local, pero cuáles son sus acciones en este sentido, comunas altamente empobrecidas, un centralismo aberrante. Parece que a la cocenrtación se le olvido que El lenguaje, el discurso, y el acto de conversar son elementos fundantes en la construcción de una estrategia para el desarrollo, pero le interesará del desarrollo local y que la gente converse sobre si mismos, o es más tome deciones.
Dado lo anterior se necesita un cambio en laforma de hacer las cosas. La concertación y sus hijos dejaron hace mucho de seruna opción en el desarrollo territorial de nuestro país, para ellos desarrollo es igual a lo que pueden ganar, no a lo que se pueda contruir desde la gente para la gente .
Profesionales por el Cambio, Renovación Nacional
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