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miércoles, 28 de octubre de 2009

MEO, El Ulises de la Concertación.


Las últimas encuestas no permiten predecir con certidumbre quien será el futuro presidente de nuestro país, esto a desatado una especie de paranoia en comando de Frei, que a tenido que pedir al gobierno de la concertación que lance todos sus salvavidas para reflotar una candidatura que parece tener pies de plomo, ya que pese a todas las formulas no quiere flotar. Claramente se ve como el senador Frei, en su arrogancia por ser presidente por segunda vez, está hundiendo a un conglomerado político que está desgastado y sin fuerza.
Es así como la concertación a tomado como estrategia de base en su campaña colocar al servicio de Frei, a los ministros, subsecretarios y jefes de servicios con salidas a terreno a pedir el voto "a nombre de la Presidenta Bachelet", sin impórtales violar los preceptos establecidos en la Contraloría general de la Republica. La desesperación a llevado al ex presidente a cometer desaciertos políticos que hoy ad portas de la elección le están pasando la cuenta.

Ejemplo de ellos son los acuerdos con el partido comunista, las medidas populistas que ha tomado en su campaña (como mostrar su nariz) y atacar constantemente a sus opositores políticos, con descalificaciones que no tienen mayor base argumental que las que el crea en su cabeza. Muchos nos preguntamos por qué el señor Frei, quiere ser presidente por segunda vez, realmente le interesará el futuro del país o sólo existe un oscuro narcisismo que lo quiere llevar a superar a su padre (presidente por un periodo) o borrar el pasado como el presidente peor evaluado de la concertación.

Otro aspecto que debe tener desvelado al candidato de la concertación es la aparición de MEO, quien pese a todo pronóstico se ha disparado como un misil en la carrera por el sillón presidencial, demostrando que la concertación se está desmoronando por dentro y que los que están perdiendo mayor fuerza con partidos como la DC y el PPD que se han convertido en partidos instrumentales, que han perdido toda doctrina y sólo luchan por el poder por el poder, no importándoles con quién pactan o los discursos que apoyan.

Dado el escenario que están mostrando las encuestas concordamos con las siguientes reflexiones de Jorge Schaulsohn, en la edición de emol.cl, 25.10.09 quien señala que MEO superará a Eduardo Frei en primera vuelta lo que significaría un duro golpe a las cúpulas concertacionistas en general y a la DC en particular. MEO no oculta su desprecio por las directivas de los partidos a quienes responsabiliza de no haberlo dejado participar en las primarias del conglomerado, decisión de la cual a estas alturas deben estar profundamente arrepentidos. Sin embargo, sus proyectos políticos no son tan diferentes; MEO no quiere cambiar Chile, sino que aspira a reformar la Concertación y no representa una ruptura con sus ideas ni con su forma de gobernar, sino que con algunos de sus dirigentes.

Agrega además en sus reflexiones que “No hay que olvidar los ingentes esfuerzos hechos por su padre, el senador Carlos Ominami, por estructurar un pacto de apoyos recíprocos entre Frei y MEO en la segunda vuelta. Por eso no es extraño que ambos candidatos se disputen la condición de "herederos" del legado de la Presidenta Bachelet, o, lo que es lo mismo, busquen posicionarse como representantes del continuismo. Dicho de otro modo, la disputa entre Frei y MEO es una pugna por la hegemonía, por el control del poder al interior de la Concertación y tiene muy poco que ver con visiones alternativas de país. De hecho, MEO no acepta que Frei sea el candidato único de la Concertación, y reclama para sí con igual derecho ese título, lo que explica por qué se refiere a Frei siempre como el "senador democratacristiano".

MEO tiene muchos méritos. Ha demostrado inteligencia, valentía y sinceridad al enfrentar al aparato del oficialismo y está captando casi la mitad de su votación histórica, que se aburrió con las mismas cúpulas, mas no de la "idea" de la Concertación. Al preferirlo, envían un mensaje de repudio a sus dirigentes. Sin embargo, no hay que dejarse engañar por la virulencia de las descalificaciones entre ambos candidatos. La ruptura es más aparente que real, ya que las redes y complicidades construidas durante los últimos treinta años son muy sólidas y casi imposibles de disolver.

Para la Concertación, el amor al poder es más fuerte, y por eso, tras la superación del shock inicial que sin duda significaría la derrota de Frei en primera vuelta, las huestes dirigentes no tardarán en acomodarse a las nuevas circunstancias, se tragarán su orgullo herido con más o menos entusiasmo, no faltará la "autocrítica", los líderes históricos invocarán una vez más la necesidad de conjurar "el mal" representado esta vez por la Coalición por el Cambio, abrazarán con entusiasmo a MEO como el auténtico "salvador de la patria", proclamarán un "nuevo comienzo", llamarán a la unidad de los demócratas, lo rodearán con su experiencia y con las envolventes y seductoras palabras de su halago. Así, los chilenos seríamos testigos de la transformación de la candidatura de MEO en un verdadero Caballo de Troya en cuyo interior van los mismos de siempre, complotando para retomar el control, manejando los hilos para repetirse el plato, y de que el cambio prometido era una mera ilusión que no alcanzó a sobrevivir la segunda vuelta.

Profesionales por El Cambio.

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